El castigo de Tántalo (relato modificado)
Durante varios días, Tántalo, el rey de Frigia, había estado frenético en su palacio. Su padre, el legendario Zeus, había aceptado su invitación a cenar en su reino, y al menos Hermes y Deméter confirmaron, aunque no se descartaba que los demás también vinieran. Había cometido demasiados errores, como revelar secretos del Monte Olimpo, robar la ambrosía de los dioses, y ocultar un mastín de oro, que perteneció a su abuela. Se creía con ese derecho, ya que no dejaba de tener sangre divina, pero era consciente de que los dioses no lo tendrían en cuenta, al menos sin una compensación. – Majestad, ¡este es el último estofado que podemos preparar! No hay más carne– dijo el cocinero, tapándose los brazos por miedo. – ¡NO ES SUFICIENTE!– gritó Tántalo, antes de golpear al cocinero con una vara– Creo que nadie me entiende, ¡vienen los dioses! No podré darles una bazofia como esta. – Mi señor, no sé qué animal puedo usar– dijo el cocinero, llorando por su herida en la mejilla– Y sólo